Es muy probable que la primera iglesia prerrománica que se construyó en la acrópolis pampilonense usara la música para sus ritos sagrados, pues resulta impensable un culto cristiano sin el canto. El Concilio de Aquisgrán (8l6) mandó introducir la vida canonical en las catedrales. Ésta aparece en Pamplona al menos en el s. XI.
A comienzos del s. XIII (dos siglos antes de que el estamento civil creara su propia capilla musical con “chantres” traídos de Avignon) se consolida en la Catedral la dignidad de “chantre” encargado de la música del templo y de la educación general básica y musical de unos cantorcicos o “infantes” y demás cantores. Con anterioridad la chantría se llamaba “cantoria”. El documento institucional está fechado el 29 de septiembre del año l206, día de San Miguel Arcángel, y firmado (“hanc institutionem concedo et hoc signo me + corroboro”) por el obispo de Pamplona Juan de Tarazona. Éste había sido abad de Zamarce-San Miguel de Aralar y chantre de la Seo, y reconoce que de niño se había educado en la Catedral de Pamplona.
A partir del año 1206 se conoce el nombre de los directores de la música catedralicia, llamados chantres (“cantor”, “preceptor”). Corresponden al siglo XIII los siguientes: Pedro de Navaz, García Martínez, Arnaldo de Boson, Ximeno Lopiz de Luna, Pedro Cornelio de Baztán y Sancho Martínez de Guerguetiáin. Siglo XIV: Rodrigo Ibáñez de Medrano, Gil García, Juan de Foleaut, Juan de Poyo-Alto, Guillén de Amaneu y Pascual Périz de Olleta. Siglo XV: Ximeno de Tajonar, Martín de Abárzuza, Pedro de Andosilla, Juan de Roncesvalles.