En la Edad Media el arpa fue un instrumento considerado como atributo del Rey David.
En la corte Navarra los arpistas fueron abundantes, especialmente durante los reinados de Carlos II y Carlos III, entre los que podemos citar a Johan Ober, Juan Arlet, Pere de Bar, Johan de Bar y Juanon Ezpeleta y otros más.
La técnica de interpretación durante la Edad Media era la siguiente; mientras los dedos de la mano derecha pulsaban las cuerdas, la izquierda era usada a modo de cejilla con el fin de acortar la longitud de aquellas, logrando así además de un sonido distinto, la emisión de armónicos.
El arpa representado en la Arquivolta del Pórtico de la Epifanía de Perut es un pequeño arpa portátil, con el clavijero recto y el brazo totalmente recto. En la caja sonora se aprecian unos pequeños orificios a modo de oídos y en la parte de los graves, la caja sonora se une al brazo mediante un elemento rematado en una cabeza. Justo al revés que las arpas medievales portátiles representadas en el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, en las que sitúan esta cabeza en la parte de los agudos.
Los materiales empleados para su construcción han sido: haya para la caja sonora, el clavijero y la unión al brazo. Abeto para el brazo, con el fin de aligerar el peso del instrumento. La tapa armónica posterior a la caja de resonancia es de abeto armónico. He empleado arce en las rosetas o lazos incorporados en los oídos. Las cuerdas se encajan en unos orificios reforzados con marfil. Las clavijas se han realizado en boj, y en la cabeza que une el brazo con la caja sonora, he empleado unos elementos decorativos de marfil y ébano.