La morfología de este instrumento es muy similar a la de la guitarra, ya descrita en su correspondiente ficha. Tienen en común la estructura del cuerpo del instrumento, con costillas prolongadas hasta el clavijero, la forma de “gota de agua” y el clavijero en “hoz”. Todos estos rasgos son compartidos por ambos instrumentos, al igual que lo son los cuatro órdenes dobles. De hecho, bien por su tamaño medio, híbrido entre la guitarra y el laúd, bien por la forma de su estructura, esta tipología instrumental ha sido identificada como el “llaüt guitarrench” que aparece en algunos documentos catalanes medievales, o laúd aguitarrado.
La carencia de cuerdas permitió al artista esculpir algunos detalles de la tapa de gran interés a los ojos de los violeros y organólogos, como los lazos y el puente, minuciosamente tallados. Esta escultura es un documento que aporta otra información relevante sobre la estructura del laúd, mostrando claramente la existencia de costillas que se prolongan hasta el mismo clavijero formando parte no solo de la “cáscara”, sino también del propio mango.
El puente es muy largo y se extiende casi hasta el contorno de la tapa, se remata con volutas enroscadas hacia abajo y en el centro, por el lado cercano al “braguero”, cuenta con otro adorno. La tapa está abierta por dos bocas adornadas con lazos de raigambre goticista. La mayor es de un gran diámetro, rasgo coincidente con los instrumentos similares pintados sobre tabla por los Hermanos Serra. Finalmente, merece destacar que el músico parece utilizar una “péñola”, o pluma, como plectro.
Las maderas que hemos elegido son, nogal para las costillas y el clavijero, abeto para la tapa, boj para el diapasón y clavijas, hueso y peral para las taraceas, marfil de mamut para la cejuela. Interiormente la unión de las costillas se refuerza con tiras de pergamino encolado con cola animal y la tapa solo cuenta con dos barras transversales, al modo de las posteriores vihuelas de mano.