Iconografía musical: Órgano portativo
Órgano portativo
El órgano portativo (del latín portare, “llevar”) era lo suficientemente pequeño como para poder suspenderlo del cuello con una correa o cadena, o bien apoyarlo sobre las rodillas. El organista accionaba el teclado con la mano derecha, mientras con la izquierda insuflaba el viento gracias a un fuellecito situado en la parte trasera.
Conservamos numerosas representaciones iconográficas de órganos portativos entre los siglos XII y XVI. A juzgar por ellas, solían contar con unos pocos tubos de reducido tamaño (por lo tanto de sonoridad más bien aguda) dispuestos en dos filas de seis u ocho cada una. Dichas representaciones también nos ofrecen algunos datos sobre la función musical de cada tipo de órgano.
Los órganos portativos aparecen utilizados la mayor parte de las veces por un seglar que toca de pie, y algunas veces sentado. En algunos casos al organista se le caracteriza claramente como un trovador o como un rey o noble músico. Todo esto nos lleva a suponer que el órgano portativo pudo estar asociado principalmente a la música profana, al menos en la Alta Edad Media. Parece que a menudo el organista cantaba mientras tocaba el portativo: observemos que, de los doce ángeles que aparecen en la arquivolta que enmarca la Epifanía de Jacques Perut en la Catedral de Pamplona (s.XIV), el que tañe el portativo es el que presenta una actitud más clara de estar cantando.
Se representa con frecuencia el órgano portativo tocado por un ángel, normalmente junto a otros ángeles que tocan otros instrumentos. Es el caso de la arquivolta de la Epifanía de la catedral. El uso del órgano portativo llegó a su declive durante el siglo XV, seguramente debido a la creciente importancia de la polifonía que el pequeño instrumento ya no era capaz de abordar.